La emergencia en salud que actualmente vive Venezuela está alcanzando cada día niveles de extrema gravedad y de un gran caos. La percepción general, no solo de los sectores que pertenecen al sector salud sino de la gran mayoría de la población, es que estamos en una situación desde el punto de vista sanitario la cual no recibe respuestas y soluciones del gobierno y de la autoridad de mayor jerarquía en esta área. Me refiero específicamente al Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) que a todas luces parece una institución desmembrada, desorganizada y arruinada como lo he reiterado en otras oportunidades sin tener la más mínima capacidad gerencial para enfrentar esta emergencia sanitaria nunca antes vista en el país. Más bien ha asumido una actitud dirigida a politizar e ideologizar la salud sin importarle la condición de calidad de vida de los pacientes. La dura realidad es que esta emergencia se está presentando en todos los aspectos de este sector y me voy a referir a la delicada situación de los Servicios de Bioanálisis a nivel nacional. La capacidad funcional de los servicios de laboratorios de diagnóstico clínicos se ha afectado de manera dramática: los números y estadísticas lo comprueban.
Según datos obtenidos de los laboratorios en la mayoría de los estados del país y a su vez facilitados por la Federación de Colegios de Bioanalistas de Venezuela (Fecobiove), el porcentaje de operatividad de los servicios de Bioanálisis del sector público ha disminuido de manera progresiva y significativa desde el año 2012. Un ejemplo es que para el inicio de este año, de 100% de los laboratorios, el 80 % presenta fallas importantes para realizar pruebas de rutina y un 72% para efectuar las de emergencia. Actualmente los pocos insumos de los cuales se disponen se utilizan solo para realizar las correspondientes pruebas diagnósticas para los servicios de emergencia y hospitalización, inclusive, esto ocurre en algunos centros de salud privados, prácticamente no se están efectuando dichos exámenes a pacientes ambulatorios. Si se mantiene la tendencia en relación al alto porcentaje de fallas importantes la mayoría de los laboratorios clínicos, sobre todo en el sector público, pueden llegar a paralizarse técnicamente. Hay que destacar la gran escasez de insumos esenciales que tienen los laboratorios, es decir, aquellos de uso corriente y rutinario la cual ronda en un 80%, dichos insumos son: tubos de ensayo, inyectadoras, algodón, alcohol, guantes, además no hay dispositivos especiales para la extracción de las muestras de sangre los cuales ofrecen adecuadas condiciones de bioseguridad tanto para el paciente como para el bionalista o el auxiliar de laboratorio.
No obstante, resaltando las fallas en algunas pruebas diagnósticas como la realización de un simple examen de hematología el cual es una prueba de rutina de una gran orientación y apoyo al examen clínico, actualmente se registra un 71 % de fallas importantes para poder efectuar dicho examen por déficit de reactivos y por supuesto también se contabiliza un 74% de fallas acentuadas para practicar un perfil de química sanguínea ,es decir pruebas de colesterol, urea, creatinina, hepáticas y otras más que configuran dicho perfil y que también es considerado un examen de rutina. No hay reactivos para pruebas diagnósticas especiales como marcadores tumorales o para efectuar carga viral en pacientes con Sida. En los hospitales sobre todo tipo III y IV, que tienen servicios como quirófanos, unidades de terapia intensiva o neonatología debe haber servicio de bacteriología donde se cultivan e identifican los gérmenes que causan infecciones bacterianas que pueden ser severas, hay 50 % de esos hospitales que no tienen dicho servicio y el 50 % restante tienen fallas importantes. Por supuesto hay escasez de repuestos y falta de mantenimiento preventivo y correctivo para los diferentes equipos de laboratorio. Los bancos de sangre prácticamente están paralizados ya que no hay reactivos para hacer las pruebas serológicas que permiten determinar que el donante de sangre no sea portador de una enfermedad transmisible a través de una transfusión sanguínea como: Sida, Hepatitis B y C, Chagas o Sífilis. La mayoría de los insumos de laboratorio son importados y lo que es público y notorio: No hay divisas. El pasado 25 de Abril se conmemoró el Día del Bioanalista, no hubo motivos para celebrar, solo manifestaron su exigencia de tener las herramientas para ofrecer el apoyo complementario con el fin de orientar el diagnóstico del paciente, el seguimiento y control de enfermedades y sobre todo de aquellas que han tenido un repunte importante. El Gremio de Bioanalistas persiste en su lucha para tratar de lograr que un gobierno sordo escuche sus exigencias, no se resignan a que llegue lo que puede ser inevitable: el colapso total de los servicios de Bioanálisis a nivel nacional.