M. Campins Martí, M. Torres Salinas, J. M. Bayas Rodríguez, C. Serra Pujadas y M. Bruguera Cortada
El personal que trabaja en el medio sanitario, por la naturaleza de su actividad, tiene un riesgo superior al de la población general de contraer determinadas infecciones provenientes de enfermos, pero a su vez puede también ser la fuente de transmisión a sus propios pacientes. Algunas de estas enfermedades infecciosas pueden ser prevenidas de una forma efectiva mediante vacunas. El personal sanitario, además de recibir las vacunas que están indicadas por su condición de ciudadano adulto, debería recibir otras de acuerdo con las condiciones y características de su actividad laboral.
El personal que trabaja en el ámbito sanitario constituye un grupo de riesgo de adquisición y de transmisión de determinadas enfermedades infecciosas, muchas de las cuales pueden ser prevenidas de una forma efectiva mediante inmunización activa. Los programas de vacunación deben formar parte de las actividades de los servicios de prevención de riesgos laborales de los centros sanitarios y deben incluir a los trabajadores fijos del centro sanitario y también a los temporales y suplentes. A los estudiantes de medicina, de enfermería y de formación profesional sanitaria se les debería revisar el estado vacunal y asegurar la protección, como mínimo, frente a la hepatitis B en las facultades, escuelas y centros donde cursan sus estudios, antes de incorporarse a los centros sanitarios para realizar el aprendizaje práctico.